Este tipo de ocio ha sido la salvación para muchos municipios que estaban al borde de la desaparición

Por Iván Herrero

Es evidente, el descenso de población en todos los pueblos el territorio nacional. Además, en una comunidad como la nuestra, donde la mayoría del entorno está compuesta por zonas rurales hemos notado ese descenso. Este hecho ha provocado que Castilla y León tenga 2,2 millones de habitantes, pero hay que tener en cuenta que su densidad de población es bastante baja con 26 habitantes por kilómetro cuadrado. El vacío de habitantes que ha sufrido nuestra Comunidad, varias personas han sabido aprovechar la oportunidad a través del turismo rural.

Este tipo de turismo ha aumentado en los últimos años debido a las diversas ofertas y actividades que te ofrece un pueblo en contraposición a las actividades lúdicas de las núcleos urbanos. La paz, la tranquilidad, la desconexión… Son las principales bazas que usan este tipo de agentes turísticos para atraer a la gente (mayoritariamente, procedente de las ciudades) para que pasen su período vacacional en un entorno idílico y a un módico precio.

Castilla y León es una de las regiones punteras en este apartado del turismo. Según los últimos datos recogidos por el INE en el 2018, nuestra región obtuvo un total de 1,8 millones de pernoctaciones, un 6,6 por ciento más que en el anterior año. En total, Castilla y León anotó 3.556 alojamientos rurales abiertos, con 31.332 plazas estimadas; de las 159.975 del conjunto nacional; 4.858 personas empleadas

Y es que es un destino idílico cualquiera de nuestros espacios rurales, ya que podemos contar con maravillas naturales como los Picos de Europa, el Cañón de Río Lobos, las Médulas y demás. De esto se aprovechan, con gran ingenio, habitantes de pueblos que podrían estar completamente desaparecidos en el mapa, pero ese pueblo da unas oportunidades que el turismo típico de playa y fiesta no puede llegar a la altura.