UNA JUVENTUD RURAL SIN OPORTUNIDADES

La ausencia de servicios básicos y la despoblación provoca la emigración forzosa de una juventud abocada al sector primario o a la huida a la capital

ALEJANDRO GARCÍA REBOLLO

Ser joven y habitar en un pueblo de menos de 3.000 habitantes en la provincia de Valladolid no es duro, es una odisea. El descenso de la población provoca que los puestos de trabajo disponibles decrezcan: si tu familia no dispone de explotaciones agrícolas o ganaderas probablemente tu futuro está lejos de tu pueblo, aunque no quieras.

Esta es una de las principales reivindicaciones de la juventud rural vallisoletana y castellana: sin oportunidades de trabajo, sin proyectos, sin subvenciones para el desarrollo de inversiones o para poner en marcha las iniciativas de los moradores más jóvenes de los pueblos, no es viable que la juventud se quede, pues no pueden.

La alternativa de tener la vivienda del pueblo como segunda vivienda o limitando su actividad para verano implica tirar la toalla, no piensa en aportar una alternativa ni ofrecer la vida en los pueblos como una opción valida tanto para los habitantes de los pueblos como para personas que cansadas de la vida de la ciudad y amantes de la naturaleza deseen dar un giro de 360 grados a su día a día.

Por todo esto debemos animar a los jóvenes rurales a continuar con su iniciativa denunciando la «España vaciada», debemos a la vez dar oportunidades de negocio y repoblación en nuestros pequeños pueblos: lugares llenos de encanto, de naturaleza, de personas increíbles y por los que debemos luchar para que no mueran.

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